lunes, 16 de abril de 2007

Irremediablemente amigas

N: La conozco desde el jardín de infantes. Escondedora y mandona. Habla a los gritos. Durante la primaria compartimos escuela pero no división. Ella fue al B, porque según ella misma (lo que habla de su absoluta falta de humildad) en esa división eran mas encantadoras que las que íbamos al A (plebeyas). Ya para la época de la secundaria se le empezó a despintar el estilo y terminamos juntas en otro colegio, mixto y popular.
Estudio Ciencias Económicas, hoy es contadora. Va a la kinesióloga todas las semanas porque dice estar contracturada y bajo mucho stress. Aprendió a usar el Messenger hace unos meses. Sigue soltera y esto la convierte en la única persona del grupo que podría traer anécdotas interesantes relacionadas a noches de juerga y sexo descontrolado, pero……..ella de lo interesante jamás cuenta nada.
Cuando algo se le mete en la cabeza repite, repite, repite….hasta sacar de quicio. No conoce cantantes, actores, actrices, nombres de libros, confunde las películas. Es capaz de reiterar 74 veces en una tarde “estoy gorda, che”. Decidido: tiene Alzheimer

J: La conozco desde la secundaria. Enana, mala y vengativa. Planificadora obsesiva, su vida esta trazada hasta la siguiente década. Como tengo la suerte de ser de su agrado y ella del mío, se transforma en un ser casi-adorable y algo-comprensivo. Fuimos al mismo colegio, aunque ella estaba en otra división. Igual que N. es contadora, pero ésta terminó unos cuantos años antes la carrera. En parte, por su horrorosa disciplina de estudio y en parte, por el relajo y abandono al cual se echó N. durante gran parte de los 90´.
Desconozco cuantos giga tiene su disco rígido, pero almacena información de decadas pasadas con detalles asombrosos. Recuerda que tal fue novia de tal, que era hermano de tal, el que a su vez usaba aquel sweter bordo que tenía una manga mas corta que la otra el día que yo me comí las chocolinas y no convidé.
Hoy está felizmente casada, un hijo y otro en camino. Ella igual que yo y el resto cuenta bastante, pero, de lo interesante, nos pasa bien poco. Desea mas que nada en el mundo “volver a estar de moda”, ojo! no quiere estar “a la moda”, sino “de moda”, ella y sus encantos allá en la cresta de la ola con sus minis Gracielita Alfano robando suspiros a la muchachada.

A: La conozco desde la secundaria. Prolija, meticulosa y muy pero muuuuy preguntona. Primero fue amiga de J., ellas si frecuentan desde pequeñas (se juntaban a te-jer!). A. es realmente glamorosa (no como la busca de N.), fue a colegio de monjas TOP toda su vida escolar, estudió arquitectura (es arquitecta) y hoy se dedica a la marroquinería y accesorios.
Se le nota, la vende la cara cuando algo no es como ella tenia pensado que debía ser, pero fuerza una mueca de “esta todo bien” que cree que disimula, y nosotras la dejamos que crea, como premio a su esfuerzo.
Tiene un local muy chic en el centro. Esta casada y con dos hijos. Ella es buena (se hace la buena) y siempre pone la oreja (aunque es sorda de un lado) para escuchar a todo el mundo. Sospechamos que estas dos virtudes de buena samaritana las cultiva con el único fin de chusmear. Al estar casada como J. y yo, aporta anécdotas del tipo domésticas o rememora hazañas de cuando éramos todas “single”. Creemos que a esta altura y con dos críos ya habrá contestado su memorable pregunta acerca de la duración de un beso largo.

L: La conozco desde la secundaria, cuando solo vestía equipos deportivos (diporto). Tarada, frenética del Lysoform, mamá corazón.
Le gusta cocinar, juntarse con amigos, y comer. Es abogada y antes era una destacada deportista en los interescolares. La madurez le llegó de la mano del relajo y la vida sedentaria. Hace artesanías con frutos y flores secas que junta en la banquina. Le baja la presión si ve que alguien se sienta en su cama y le arruga las sábanas (TOC?). También casada y un niñito. Enseña catecismo, pero es capaz de decir las guarangadas más bajas sin que se le mueva un pelo. No sabe manejar y le rompe sistemáticamente las bolas al marido para que la traslade a las distintas locaciones en las que acontece su inquieta vida. Las pocas veces que se trasladó en colectivo, debió previamente persuadir a su seguidor perro (Ernesto) de que baje del coche ante la mirada turbada del conductor.

V: La conozco desde el jardín de infantes. Callada, etérea, y con lo que yo definiría como la impulsividad de los mansos. De estar con cara de embole total pasa a transarse un tipo sin molestarse por saber siquiera su nombre para volver a sumergirse en su pasmosa serenidad. Consumidora 100% de libros de autoayuda. Tenía un perro pekinés al que le hablaba con una espantosa voz chillona, penetrante. Nosotras lo pateábamos, sin que ella nos vea, para que deje de ladrar de una puta vez!.
Es amiga porque le estamos poniendo una fibra bárbara. Desde que se fue a vivir a Córdoba solo se comunica con nosotras a través de nefastas cadenas de mails, tipo autoayuda o ppt. Se casó y tiene una beba. Le seguimos dando prórroga a nuestra paciencia.

M: Yo, hablo sin parar, planifico mucho y no cumplo tanto, mi paciencia es estrecha, carezco de tolerancia, cero glamour, bióloga, agnóstica y ostento una clara animadversión a Cohelo y Bucay. Y sigo pensando, y la lista sigue…… y mirá que somos diferentes, eh? Como somos amigas entonces?. Y aquí me viene a la cabeza aquello que dijo una vez Dolina: "... La amistad debe nacer en la juventud o en la infancia. Nuestros amigos son aquellos que aprenden junto a nosotros o, mejor todavía, los que viven aventuras a nuestro lado. Y por lo general, la gente aprende y vive aventuras en la juventud. Después casi todo el mundo consigue algún empleo en casas de comercio y ya resulta imposible adquirir conocimientos nuevos o pelearse con una patota….”.
Tal vez si la vida nos juntara hoy, no nos elegiríamos como amigas. Pero también pienso que muchas personas han pasado como amistades “pasajeras”, y hoy ni sé que es de sus vidas. Entonces, creo que somos amigas porque nos elegimos de pendejas y nos confirmamos cada vez que nos juntamos, extrañamos, disentimos, charlamos, lloramos, reprochamos o nos meamos de la risa.
Y eso esta bueno…..muy bueno.

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