martes, 10 de julio de 2007




Me desperté extrañándome. Añorando esa versión mía que arrancó en el 97´. Despreocupada, irreverente, curiosa, contestataria.

Como a la hora, mientras me bañaba, empecé a recordarme, recién recibida, los primeros pasos en el doctorado, en el método científico, lectura, más lectura, preguntas, muestreos, laguna, calor y mosquitos, más dudas y EUREKA!. A veces EUREKA, otras, incertidumbre y desesperación. Que momentos!.

Ya en la ruta, camino al lab, más melancolía. Resistiéndome a aceptar que los ascensos y logros vengan tan cargados de esas exigencias que intentan alejarme cada vez más del campo, los bichos, la pregunta espontánea, de las horas de lectura sobre, por ejemplo, la ballena Yubarta, con la cual en la puta vida trabajaré (creo) pero de la que quiero saber nomás, de puro gusto.

Pienso que la mayoría de los que elegimos esta profesión lo hicimos aquellas inspiradas tardes adolescentes mientras alucinábamos con los documentales de la National Geographic o Animal Planet, leyendo Mundo Científico o Investigación & Ciencia. Nadie, me arriesgo, fantaseó con llenar formularios, corregir papers, hacer informes, algo de recursos humanos, corregir otra vez, planificar proyectos o destinar la mayor parte de su esfuerzo en embocar el artículo en una revista indexada. Y no es que esté mal todo esto último, creo que la única manera de que la cosa funcione es alcanzando un sano equilibrio entre aquella visión romántica y esta realidad burocrática, pero necesaria.

Entonces puse en marcha el antídoto. Solo bastó con estirar la mano, bip, bip, bip…..track 1, volumen al máximo y cantar “Escaramujo” a los gritos. Cuantos recuerdos!, juro que rejuvenecí sin cremas, sólo con la ayuda de esos acordes, tan familiares.

Alguien me habló alguna vez de que toda carrera tiene etapas, y que cada una tiene sus cosas buenas y de las otras. Tal vez sea el momento de indagar un poco menos (solo un poquito, nunca del todo! Por Dalma y Giannina!!) y dedicarme a acompañar a otro mientras emprende este viaje, disfrutando ver como construye su propio camino, sugiriendo, solo cuando sea estrictamente necesario, para que se haga las preguntas correctas. Al menos aquellas que lo lleven a algún lado. Porque, es sabido, en este campo el jueguito de curiosear no tiene límites claros. La única manera de averiguar si estoy a la altura de las circunstancias será poniendole el pecho.

Todo esto a colación de la tesis del jovenpincha, en la cual tendré participación activa. Lo que, por supuesto, me recarga las pilas y vivifica los recuerdos.
Acá estoy, dispuesta a auxiliarlo cuando hagan falta manos para desenmarañar el ovillo.
Ya está, se me pasó.
Que este emprendimiento inesperado venga colmado de suerte para todos!

2 comentarios:

Cassandra Cross dijo...

Vendrá, Milady!
Qué duda cabe?

Bueno, dudas existenciales tenemos todos. Fíjese que yo estudié para Periodista, todavía no habilito mi título (habiendo hecho una buena carrera...) nunca me pagaron más de 200 mangos por hacer lo que amo, y estoy laburando de cualquier otra cosa para parar el puchero. Y pensar que lo único que quise siempre era escribir...

Ve? Se puede. Hay que mantener la curiosidad y todo lo demás bien por lo alto.

Abrazotón!

Lady Kelvin dijo...

Que así sea! Solo que aquellos emprendimientos en los que también se juega el futuro y los sueños de otros suman algunas horas extras a la hora de elegir el camino.
La sigo....