Sabe el pastor que sos tan forra?

Si es que no se han dado cuenta aún, les comento: Todavía no me compré la libretita.

Y sin ella ya no va a estar tan bueno el post sobre la chica (de vaya a saber que secta/religión) que iba sentada a mi lado ayer en el colectivo, Esa a la que le pispeé el librito que leía concentrada. Donde le daban instrucciones para evitar ir a bailar con gente que no sea de la iglesia, y que cada dos renglones nombraba filtros, del tipo: no ofendas a Jesús, ama a tu prójimo, es hora de que uses el primer filtro (?). Si tus amigos te insisten con hacer cosas que no te hacen bien recuerda el cuarto flitro. Respeta a tus hermanos, ellos son prioridad, ten presente el segundo filtro. Y así.... Todo ilustrado con una suerte de avestruz gigante que se aparecía en todas las hojas en distintas poses (? II).
Y yo, la miraba asombrada, porque cuando subí y vi que era el único asiento libre, el que estaba a su lado, contra la ventanilla, pensé: -Qué bueno va leyendo! capaz tiene algo interesante. Y, a pesar del calor y del sol, le pedí permiso y me arrinconé entre su lectura y la ventana del cole.
Cuestión que no, interesante nada, sí increíble. Para mí, claro.
Después la observé, toda arregladita, bien peinada, perfumada, con cara de buena, de abanderada o monagilla (hay monaguillas mujeres?, no creo). Formal.
Y en eso sube una viejita, pero viejita eh? y se prende del caño ese que está en la cabecera de los asientos y empieza a hacer equilibrio mientras marcha el colectivo.
Nadie le da el asiento, yo empiezo a juntar mi mochila y la otra bolsa que tenía porque pienso: - bueno esta vieja sigue haciendo surf en este bólido de hojalata y se quiebra la cadera en ocho.
Entonces sucede, ella (la monaguilla) levanta la vista, mira la vieja, se pasa la lengua por el dedo índice, y mientras da vuelta la página se acomoda mejor en el asiento.
Ahí tenés la prójima!!
Le pasé por arriba, le di el asiento a la vieja. Y me quedé parada al lado mirando a la otra boluda que se hacía la desentendida.
Yo creo que hubiera sido un acto de justicia divina, meterle ese libro mugriento como supositorio, sin filtros! Encima era de tapa dura!. Pero bueno, si después me arrepiento con quién me flagelo implorando perdón? yo que no sé a que deidad suplicarle absolución .
Mi conciencia?, no gracias esa no tiene el indulto fácil. Sé de lo que te hablo.
Toqué timbre, baje y caminé hasta casa, toda indignada y con calor, mucho.
Figurate!.