martes, 28 de octubre de 2008

Los tres últimos

Si, es cierto…hace rato que nada por acá. Pero es que históricamente el último trimestre del año me maltrata. Todos los plazos caen como piezas de dominó, corro, me apuro y también me disipo en el camino, como no colgarme, sino no sería yo.
Salen los bichos, furiosos, calientes, eso ya lo conté alguna vez, y nosotros a su merced, como siempre gustosos, motivados, pero a su merced.
Mucho laburo decía, al que se suma más, porque + + = +, lógica que le dicen. Dejá, yo me entiendo, esta vez al menos.
Hay cosas con las que no llego, ya me entregué. No digo que no las he de concretar, no llego antes de fin de año, eso.
En el campo la humedad te liquida, los mosquitos te taladran y la puta planta esa a la que soy alérgica me tiene brotada, los brazos en llamas, me los rascaría con dos tenedores, pero no. Yo, fantástica por naturaleza, me la imagino cada primavera esperándome en el monte, para joderme la vida por joderle la vida a esos bichos. Vengadora, como la Némesis Paiva! Jua! Mirá de lo que me acordé.
Encima barrito patinoso, entonces botas, cerradas, media pierna, cada pata a 300 grados, a la sombra.
La resolana del viernes, tan cancherita yo, me dejó un bronceado Scania que es una delicia. Así rojitos, nada más que los brazos, ni siquiera brazos enteros, medio brazo, so sexy!.
Bueno, así está mi cabeza, miles de pequeños retazos y cada tanto un análisis profundo, bueh! más hondo, tampoco la pavada.
Pará, Stop. Releo. Che, suena a queja.
Te juro que no, mi humor está bien.
No se nota pero creeme, soy una mina con suerte.

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