Ella se crió en la monotonía. Cerrada en la vergüenza por la gordura. Ganándose amigos con dádivas. No era mala, algunos dicen que si, yo sinceramente no lo creo. Para mi era ignorante. Inepta para las relaciones sociales sanas y naturales. Envidiosa y alcahueta por formación. Y no sigo, pobre.
Pero a mi me quería, o al menos yo le era útil de alguna manera. Entonces, me invitaba a su casa y me obsequiaba cosas. Yo iba, porque nos divertíamos. Me gustaba ese papel de intrépida y osada que ella me daba. Éramos amigas, a esa edad en que uno se amolda y no siente que la empatía ideológica deba ser necesariamente completa.
Después crecimos y ya mis inquietudes no daban lugar al martirio de soportar a ella y su entorno, me comencé a alejar de a poco, me sentía mala por eso, entonces lo iba haciendo lentamente. Hasta que dejé de llamarla para su cumpleaños y ella para el mío. Hasta que no supimos más nada una de la otra.
Fueron años, muchos, sin sentarnos a hablar, en interesarnos en saber que era de nuestras vidas.
Pasó el tiempo, hice mi vida como me fue saliendo. Ella, me imagino, habrá hecho lo suyo.
Más acá en la historia. Un día me descubrí renovada por otra persona. Encontré un compañero para la vida. Un hombro para los días malos, un amigo que me hacía morir de la risa, un amor y un amante. Todo en uno. Feliz, felices. Casamiento y de inmediato, cuando nos empezábamos a amoldar a la novedad, un rayo fulminante.
Sus dolores, mi impotencia. Consultas, perplejidad, angustia, tomografías, quimioterapia, una operación, defensas bajas, más tristeza, más incertidumbre, todo negro, sin sol, más quimio, otra operación, y (por fin!!) un poco de luz, de a poquito, temerosos, más luz dije, se abrió el cielo, nos fuimos animando, sol pleno y acá estamos. Reajustando las emociones, con una sensación rara, entre respeto y temor a lo inesperado, al azar y a todas esas cosas a las que uno se aferra cuando no tiene un Dios. Yendo a los controles en puntas de pie, para no hacer ruido y despertar “el bicho”. Que ya esta muerto, nos dijeron, pero el julepe a uno se le graba en la médula y le transita como un escalofrío, de arriba abajo, cada seis meses a la hora de abrir ese sobre que carga el veredicto.
Y estaba yo una tarde de esas, de las de cielo negro sin un puto rayo de luz, con cara haciendo juego. Sala de espera, purgatorio digamos. Esperando minutos que parecían siglos y de pronto, ella. Me mira, la miro. Sigue igual, parece que tiene mil años, se mueve con recelo. Se acerca, nos saludamos y en el acto se da cuenta que estoy sentada frente a un consultorio que dice Oncólogo, y que hablo con la secretaria también, y después con el doctor, y que hablamos de él, de que se va a poner bien, me aseguran.
Entonces no puede evitarlo, se me arrima un poco más, pregunta y pregunta y yo me pongo el casete y cuento, resumido pero cuento, no queda otra. Ella hace un silencio, con cara compungida, mira el piso, reflexiona buscando las palabras correctas y me dice:
-Y bueno Lady, pero al menos te casaste.
Juro que en ese instante comprendí que lo más tormentoso no es lo que nos viene de arriba, implacable y fatal. Lo demoledor es ese lugar espantoso en el que algunos arrinconan su existencia, por decisión propia, por comodidad……. por cobardía. Y seguí con una terrible angustia por nosotros, si, pero mi tristeza quedó encogida a la sombra desolada que pintaron sus palabras.
martes, 28 de octubre de 2008
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3 comentarios:
Milady, me puso la piel de gallina. El párrafo final refleja casi exactamente mi propio sentir respecto de las fatalidades que nos llueven inesperadamente, y aquellas que no son más que producto de nuestras propias decisiones o limitaciones. Irónicamente, a veces las llamamos "destino" confundiéndolas con lo otro. Nada más lejano.
Cuánta epifanía junta.
Por otro lado, creo que se debía usted este relato que todos los que la seguimos intuíamos en otros posts. A mí poco más me queda que desearles a los tres toda la felicidad del mundo, una vida iluminada y tranquila, proyectos y más proyectos. Así sea.
Cariños y buena vida.
PD: tuve una amiga parecida en todo, menos en lo "mala"... que se reveló años más tarde. Pero es una larga historia.
Hay Cassandra, gracias por pasar y comentar siempre. Gracias también por los buenos deseos. Yo te leo en cada post solo que por el reader, y si.....me pierdo la música. Siempre a las apuradas lo mio, así no se puede!
Nos seguimos leyendo, no me ven pero estoy, eh? prometo.
"hay Cassandra" no "Ayyyy Cassandra" era mi intención.
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