viernes, 16 de mayo de 2008
Cabos sueltos
Poseo algunos asuntillo irresueltos, tal es el caso del deporte. “En casa de herrero....” ya sabrás.
A lo que me refiero, es que tengo la seguridad de que soy buena para eso, sé con certeza que podría destacarme en casi todos. Aunque... ojo, todo puede ser producto de una sobrevaluada percepción de mí misma. Nadé, jugué al tenis, hice gimnasia acrobática, cesto ball, paddle, y algunos etc. más, en fin, padres del palo. Pero peco de inconstante y ahí sonaste!.
Entonces, ayer viendo un interminable partido de NBA, tuve tiempo de pensar como hubiera sido mi vida si yo me tomaba con seriedad algún deporte. Si me enganchaba y fanatizaba. Y caí en la cuenta de que es una de las cosas que, ya está, no lo sabré.
Puta! Ya soy vieja para algunas cosas. Empecé a hacer memoria, a recordar mis intentos fallidos, en algún momento me dormí, pero antes me acordé de la vez que el profesor de gimnasia convocó a algunos al campo de deportes. A los que el consideraba que teníamos ciertas condiciones para el atletismo. Y dentro de ese grupo estaba yo y también el chico que me gustaba. Yo en tercero el en quinto, un clásico!.
Creo que ese día me levanté como una hora antes, me peiné, planché el uniforme de educación física, me puse unos aritos medio cool, me pinté un poquito? Bueno no sé si tanto, pero digamos que algo de producción hubo.
Llegué esa mañana, 8:30, y ahí estaba él, que a mi me encantaba. Cruzamos miradas cómplices, yo flotaba. Me imaginaba que él pensaría “- mirá, esta chiquita es buena en deportes, con ésta me caso”. Así, sin más. Por que a esa edad, sobre todo las que éramos medio Susanita, suponíamos que cualquier boludez constituía un eslabón importantísimo en la trama de la novela paralela que versionábamos, mentalmente, de nuestra ordinaria vida.
El profe comenzó a designar a cada uno en una disciplina diferente, a algunos los mandó a saltar en alto, a otros con las jabalinas, unos cuantos se pusieron con el disco y a él lo eligió para 100 mts. Yo esperé mi turno impaciente, cuando me preguntó que me gustaba, le dije:
- Carrera con obstáculos, quiero saltar vallas.
Cagate de risa pero me parecía más femenino. Mi amado me vería como una gacela indefensa, etérea, correteando en la sabana, sorteando dificultades mientras huía de un depredador.
El profe me miro, torció un poco la boca, leyó en la planilla, y me dijo:
- Es que yo había pensado que vos podías hacer otra cosa, vos tenés que ser buenísima para LANZAMIENTO DE BALA.
QUE!!!!!!! no se me ocurría algo más viril que eso. Las únicas imágenes que tenía sobre ese deporte eran las de las olimpiadas, en las que las mujeres que lo practicaban eran solo superadas en testosterona por las que daban vueltas con el martillote ese.
Las que lanzaban bala eran, básicamente, unos plantígrados imponentes, algunas con dos trenzas!, con unos trapecios del tamaño de Ghiza que nacían debajo de la oreja y se insertaban en el húmero. Todas con espaldas de dos plazas, sin nada que envidiar al más áspero estibador portuario, caderas angostas, culo inexistente y unos cuadriceps que empardan a una media res.
-No! contesté
-Pero dale Kelvin, probá unos lanzamientos y vemos, me juego que tenés que andar bárbaro.
-No.
-Tu mamá tuvo el récord regional durante muchos años.
-Esa es mi mamá, yo no.
-Pero vallas....
-Si vallas profe, lanzamiento de bala no quiero.
-Pero, por qué?
-Es que voy a parecer Baracus. Como un vikingo voy a quedar!
-Qué tiene que ver, Kelvin? No tenés que ser un oso para hacerlo. Tampoco vas a quedar así, no lo vamos a hacer a nivel profesional.
-Igual, no.
-.....
-.....
-Dale kelvin
-Bueno, a ver….
Tiré con desdén algunos por compromiso y, ni bien me dio la espalda, me fugué. Así te digo, me rateé para nunca más volver. Ese fue el primer y último día que asistí y formé parte del “seleccionado de promesas” de mi escuela.
También puedo contar, como otro pendiente, que nunca fui dama antigua. Jamás. Pero eso lo dejo para el siguiente post.
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5 comentarios:
ay, kelvin!! yo tampoco fui dama antigua!! ¿te jode si escribo de eso alguna vez también? Qué trauma...imaginate, ni deportes ni dama antigua. Yo siempre era granadero y siempre fui enana!
beso! muy bueno este post!
Guau! no soy la unica. Yo me consuelo pensando que al menos pude ser San Martín y Belgrano. Pero, seamos sinceras, moríamos por el miriñaque y la peineta.
Bueno, espero su post sobre este pendiente que nos une. Yo en cuanto me haga un hueco le cuento mi versión. Saludos!
claro, el comentario anterior fue para Mae (como si pasaran tantos por aquí!!!!).
Jejejejeje, a mí me eligieron de negrita mazamorrera (soy rubia y de ojos verdes). Y jamás de los jamases me presenté a los entrenamientos una vez inscripta.
Milady, no para de robarme las ideas para posts >.<
pero los escribe tan bien... que no puedo menos que agradecer no haber escrito los míos!!!
Abrazos, y respecto al post anterior...le acompañamos desde aquí en su gastritis. :(
Cass, yo también fui mazamorrera. Lo que es peor, el viernes a las 11 mi hija toma parte en la guardería, adivine de qué? Si, mazamorrera (pelo castaño clarito y ojos claros igual que usted).
Allá irá pintada con corcho, si la varicela le da tregua.
Y le digo lo mismo que a Mae, escriba sus andanzas asi las compartimos.
Saludos!
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