Anoche me puse un camisón blanco, con florcitas bordadas. El mismo que me puse el día que nació M. Fue con ése camisón y una emoción enorme que tuvimos nuestra primera noche juntas, su primer teta. No lo había vuelto a usar desde aquella época, porque me queda medio grande, pero me dio ganas de estar bien cómoda.
Entonces, imaginate mi emoción cuando ayer, después de cambiarme, llego hasta la cama grande que habíamos preparado para las dos, al menos hasta que llegara el papá mas tarde de entrenar, y ella semidormida se da vuelta me mira fijo, se ríe, saca la mamadera de la boca y me dice:
-Que niiiiiiiiiiiina mamá! Me uta, que nina!
Mientras me acariciaba el camisón y pasaba los deditos por las florcitas. Todavía tengo la imagen de su trompa cuando decía “me uta”, así toda exagerada la uuuu, bien pronunciada.
Yo, que no soy de las tiernuchas precisamente, me desarmé.
Ya sé que no puede acordarse, pero me morí de amor.
Sexy no me queda, eso está claro. Pero ayer me sentí la mamá mas linda del mundo.
Y la reventé a besos, como corresponde.
martes, 12 de agosto de 2008
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3 comentarios:
Oh, que ñoñez! Me las tomo a ver si no me contagio!
Juiiiiiiiira Fender!
Usted carece de la ñoñez suficiente.
Vamo'...vaise pa' las casas!
Atentamente
Nina mamá (tomá!)
Ahhhh! evocación inconsciente de la niña, quizá? El primer camisón de su primera teta!
Esas cosas llenan el alma de calor y coloritos.
La felicito por esa bella familia!
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